Los pasajes que narra este libro son desgarradores, fidedignos y de una demoledora honestidad. Con una prosa directa, despojada de eufemismos y medias tintas, el autor nos relata las desventuras de alguien que, como él mismo dice, estuvo largosaños «anestesiado por el opio de una quimera». Ese Edén imaginario, esa aberració n alucinada, fue la Cuba de los Castro, de la que solo vagan ya en su memoria los fant