Claudio Conenna acierta en que la obra de Rogelio Salmona es un acuerdo tácito con la historia de la arquitectura, rescatando su esencia y dejando un importante legado que abre nuevos caminos, pues supo fusionar la tradición local y la global en una interpretación propia y explítita. Había encontrado algo siempre presente en la arquitectura iberoamericana que podía servir, actualizándolo y ampliándolo, para resolver sus necesidades. Un entendimiento presente de los valores del pasado que dejara bellas ruinas en el futuro, rescatando así los valores arquitectónicos existentes en su país. Un eslabón más de la cadena que es la historia de la arquitectura, una "resonancia" que adquiere valores nuevos pues el conocimiento de la experiencia pasada, además de dejar una enseñanza, enriquece los temas a resolver y sus soluciones, ampliando sus posibilidades proyectuales. Oportuno y pertinente este libro de Claudio Conenna, que complementa los de Germán Téllez de 1991 y 2005, y los de Ricardo Castro de 1998 y 2008, pues Rogelio Salmona es un ejemplo para los arquitectos de tantas partes del mundo diferentes a los países que se autoproclaman desarrollados, y especialmente para los iberoamericanos.