Hay ruido en el mundo, fastidio, bloqueos, trampas, máscaras, acallamientos. Por fuera y por dentro. El dolor de lo innombrable, lo inquietante y extraño, sus hendijas y los abismos del sufrimiento. Fundar el misterio, atreverse al desafío de crear, aterradora libertad cotidiana. La celebración del hallazgo es una cita íntima con la soledad. Paso uno: la nada, el miedo. Paso dos: lo efímero, la apertura. Paso tres: el riesgo, la valentía... El trabajo cotidiano y la escritura en la implicancia de las diferencias, redimir la verdad del balbuceo. Escuchar al semejante. El propio malestar de la voz se desarraiga en la creación, los sonidos liberan el anhelo, la escritura es un nuevo horizonte que inaugura paisajes insospechados: La voz en juego, el nacimiento de un cuerpo verdadero, cuerpo del silencio, un despliegue fresco del deseo, que alado...vuela. Hay ruido en el mundo. Hay mundo en sus ruidos... Hay música.