Siempre podemos ser amigos no necesita subtítulos, y es sin duda una historia triste, a pesar de sonreír en cada página. Cuatro capítulos para cuatro amores, Mawil logra mezclar emoción y risa describiendo cuatro ligues frustrados de un chico muy sensible a lo largo de su joven experiencia con las chicas. Este cómic fue pre miado varias veces por nuestros vecinos alemanes, aunque Mawil sea quizás más conocido