en los 60’s éramos canijos, muy enclenques, cetrinos... habiendo logrado una ligera capa de cultura general limitada, también, por las condiciones de libertad condicional a que estaba sometida la enseñanza en el país... peores en todo, ligábamos menos que los demás y por eso teníamos un ceño de mal humor permanente, no había duda, pertenecíamos a una raza inferior...