No hay día en que Otto y su amiga Emily no se vean inmersos en episodios que para cualquier persona pasarían desapercibidos. La facilidad para percibir que tiene Otto lo arrastra a él y a su amiga a territorios habitados por poltergeist, fantasmas y otros entes nebulosos. Menos mal que cuentan con la ayuda de Harry, la muerte personificada, quien les ayuda a ponerles nombre y a anular los propósitos generalmente perversos de todas esas criaturas. Otto, de once años, vive en una casa embrujada, tiene la capacidad de ver fantasmas y está acostumbrado a muchas cosas: es frecuente que alguien robe su sándwich de la nevera o que escondan constantemente sus calcetines en las profundidades de la lavadora. Además, a menudo se ve envuelto en situaciones embarazosas por su mascota: un murciélago parlanchín. Sin embargo, Otto se sorprende cuando descubre en el jardín vecino a un fantasma, una representación de la muerte, con su inevitable guadaña en la mano. Sin embargo, ese fantasma, de nombre Harold, y al que todo el mundo conoce como Scary Harry, no es tan aterrador como parece a primera vista. En realidad, es bastante comprensivo, y lo que anhela es que le den pronto vacaciones en lugar de andar recolectando almas por el mundo terrenal. Pero eso no le va a servir por el momento, porque alguien secuestra a los espíritus de la casa de Otto. Harry ayudará a Otto y a su mejor amiga, Emily, en la búsqueda de esos espíritus.