Un Río, un Amor,, dictados por un impulso similar al que animaba a los superrealistas. Ya he aludido a mi disgusto ante los manierismos de la moda literaria y acaso deba aclarar que el superrealismo no fue sólo, según creo, una moda literaria, sino además algo muy distinto: una corriente espiritual en la juventud de una épo ca, ante la cual yo no pude, ni quise, permanecer indiferente. ...Que por encima de e