La bombilla amarillea, titubea y crea sombras innecesarias. Aún permanece la taza de café manchada de rojo y alquitrán. La colilla estrujada y ciega embebe la luz pulsátil del neón lojano. El silencio es un toque de trompeta contrapunteando las dudas de tu ausencia. Un sorbo, frío y amargo. Apago