Reseña del libro "EL ESPEJO DE LA
CABALLERÍA"
¿Qué presencia de alma puede llegar a caracterizar a la Caballería para que todavía siga
conservando intacta su capacidad, agotada totalmente la epopeya medieval, y continúe
estando siempre de actualidad, maravillando los corazones con tan solo mencionarla?
Efectivamente, no hay nadie en Occidente e incluso más allá, que no mantenga su vivo
recuerdo, sea a través de imágenes simplificadas -incluso simplistas- de sus proezas, de
su agudo sentido de dedicación para la defensa de los más humildes.
La Caballería, ciertamente, es un estado, no una decoración ni un privilegio ya que, en
cuanto a privilegios, confiere sólo uno, temible de por sí, consistente en servir en el más
duro de los combates, el del “mundo”, cuando este combate es justo o en los de la
ascesis espiritual. Por otra parte, a menudo viene a tratarse de la misma batalla.
De este modo, en su realidad más interior, la Caballería responde -y asume- una
vocación espiritual, propia de la Tradición cristiana y a la que algunos hombres son
llamados tanto hoy como ayer. La Caballería es en este sentido, una auténtica vía
iniciática, debiéndose entender este término en su doble sentido: comienzo en la
búsqueda espiritual por parte de aquel que responde a su vocación e interiorización de
la acción ya que en realidad se trata de descubrir su alma encontrando a Dios.