Reseña del libro "Querido Vincent"
Con frecuencia nombrar a Van Gogh es también invocar al "loco del pelo rojo" tal como Hollywood lo construyó. Sin embargo, más allá de la leyenda, Vincent Van Gogh fue un hombre que sufrió en todas las esferas de su vida, que buscó el amor, el refugio y el cobijo de una familia como tabla de salvación, que ansió llevar una vida en la que amigos, arte y vida se dieran la mano. Sin embargo, la realidad se impuso como un hado cruel que lo persiguió allá donde intentó establecerse. Holanda, Inglaterra y Francia fueron escenarios de una búsqueda espiritual que él extrapoló a la geografía. Trazar su biografía es hacer también un viaje desde las heladas tierras de Groot-Zunder, en la Brabante septentrional, que lo vieron nacer hasta el sol del Mediodía, en la Provenza francesa que le enseñó el color: los amarillos cromo, el azul Prusia, el verde veronés que se arremolinan en su paleta hacia el último período de su vida. En este libro se ofrece al hombre, en su desnudez, desatendido por los que lo conocieron, castigándose él mismo al ostracismo social y espiritual. Ninguna de las personas que pasaron por su vida supieron entenderlo, ninguna salvo su fiel hermano Théo, que lo apoyó incluso cuando el propio Vincent había perdido la fe en el arte, que lo impulsó, lo soportó, lo compadeció, y lo amó, tanto que lo siguió a la tumba pocos meses después.