Apiachere, también nota musical urbana actual, entremezcla la voz hablante de este libro: presente, pasado. El ayer, el hoy de esta larga faja llamada, aún, país: espacio donde el protagonista intenta recuperar el lugar del amor. Escribe "se ha perdido interés en las cosas". En algún sentido leer estos poemas implica cierta pena de pérdida y recuperación. Lo apreciado va siendo escamoteado por una realidad imponente. Mas la mirada al pasado irá recuperando modos familiares, esas esperanzas que se rompen en la neblina de la adultez. En Cerrillos era el futuro en la forma más leve aviones iban y venían exiliados y espías milicos y famosos del aire al aire como una red vacía los Ladeco y los PanAm y el gran cargamento de la FISA años ochenta / filas infinitas nutrirnos de progreso, esperanza, unidad, blá blá blá Entonces esta poesía acoge el valor, uno de tantos, de asumir el hoy, en qué momento de la historia permanece el escritor, esa conciencia subjetiva, temporal del ser humano. Juan Manuel Silva lo hace con una mirada del día a día, recrear los pormenores, esos accidentes vitales que en el final del guión develan qué somos o qué queríamos hacer; pero ahora estamos aquí: en plena intemperie austral