Reseña del libro "Una Tropicalidad Atípica"
La poética de la tropicalidad pone en contacto esos márgenes de Latinoamérica que son “los
pueblos nuevos” y “los pueblos trasplantados”. Trae a escena un trópico atípico, en el que en
lugar de la aparición de un otro radical brotan e irradian diferencias sutiles. No se trata de una
búsqueda de la otredad absoluta, sino de matices en una diferencia que remite a la repetición.
Ésta propone una experiencia estética que consiste en percibir una materialidad difícil de tocar,
por lo vaporosa. Puede caracterizarse como transcultural, porque para imaginar los trópicos,
especialmente al Caribe, acude a modelos estéticos producidos en estos espacios culturales;
pero se trata, ante todo, de reimaginar el lugar de enunciación.
Antes que propiciar encuentros del tipo norte y sur, se trata de intercambios entre zonas
culturales cuyas desigualdades políticas no responden a una relación colonialista, postcolonial
o neocolonial. A este tipo de encuentro Giselle Román Medina lo llama intra-latinoamericano. A
nivel nacional, sostiene que el mismo provee una vía en la que sin establecer rígidos pactos
identitarios, discurren deseos y subjetividades argentinas que no hallan una representación
satisfactoria en los canales eurocentristas tradicionales, ni en el multiculturalismo. Desde una
perspectiva más amplia, propone que este encuentro intra-latinoamericano expone el carácter
contingente y reconfigurable de los mapas conceptuales que oponen norte y sur.
En dicha cartografía, entonces, Argentina hace de “trópico” latinoamericano “aporético”, lo cual,
señala la autora, quiere decir que depende desde dónde se mire lo es o no lo es.